No, Dayron Robles no es futbolista, pero desde hoy y hasta nuevo aviso compite en las pistas atléticas con los colores del club francés AS Mónaco, reconocido mundialmente por su poderío balompédico, aunque en los últimos años han visto mermado su dominio en el más universal de los deportes, historia que debe cambiar en unos meses.
Pero hablemos primero de Dayron, que si bien ha confesado su
interés en pasarse por el Stade Louis II a presenciar algún choque de su
nuevo club y tomarse fotos con estrellas de la talla de Radamel Falcao,
su meta principal radica en mostrar al planeta que aún conserva las
dotes que lo encumbraron como campeón olímpico y recordista mundial en
los 110 metros con vallas.
Por un momento, pensé que le costaría un mundo volver a correr
por aquello de las declaraciones de Alberto Juantorena en nombre de
la Federación Cubana de Atletismo, en las cuales se le acusaba
de indisciplina y falta ética tras su participación en el Memorial
Primo Nebiolo de Turín, pudiera decirse, como la República Autónoma
de Dayron Robles.
En la cita transalpina compitió sin patrocinadores y alejado
de cualquier federación o institución, lo que motivó una sarta
de críticas desde su natal Cuba, respaldadas luego por la IAAF y
su reglamento, que especifica, más claro ni el agua, que ningún
atleta podrá participar en competencias internacionales al menos que
esté afiliado a un club o a la Federación del país.
Pero el fin de la miniserie llegó, más rápido de lo que esperaba,
y Robles, para el agrado de muchos, saltó de nuevo a las pistas en
el Mitin Atlético de la Ville de Reims, al norte de Francia, no sin
antes expresar su descontento con las palabras de Juantorena y
manifestar su gratitud a la entidad monegasca.
“Gracias a Dios pertenezco al AS Mónaco y estoy muy contento.
Ahora estoy bajo la jurisdicción de la federación francesa y lo único
que me preocupa a mí es competir”, expresó el vallista cubano, cuya
única perspectiva inmediata es rebajar los cronómetros y al menos
acercarse a los registros que lo ubicaron en la elite.
De momento, tras varios meses de inactividad competitiva, no
ha logrado marcas destacadas y en Reims, por ejemplo, entró quinto con
13 segundos y 60 centésimas, detrás del polaco Artur Noga (13,42),
el sudafricano Lehann Fourie (13,50), el jamaicano Dwight Thomas
(13,50) y el estadounidense David Payne (13.56), subcampeón olímpico
en Beijing 2008.
“Choqué con Dwight Thomas, en las últimas vallas, y eso
me desestabilizó completamente. Contento no estoy, pero estoy bien, se
puede seguir adelante, que es lo más importante. Voy avanzando”, afirmó
Robles a la AFP al término de la carrera.
Precisamente, competir y bajar los registros sin mostrar baja
forma deportiva como ocurrió un par de semanas atrás en Turín es el
mayor deseo de sus parciales, pues sería imperdonable manchar su clase
y brillante palmarés solo por “darle en la cabeza” a alguien. Que
compita, con cualquier club, en cualquier mitin, pero que lo haga en
plenitud de facultades, sin quedar rezagado en las carreras con rivales
de nivel inferior, pues esto solo podría empañar su mediática figura.
En Cuba algunos lamentarían el simple hecho de que compita,
unos porque se resisten a verlo sin la casaca nacional y otros
porque sufrirían que sus preseas, en caso de conseguirlas, no suban
al medallero de la Mayor de las Antillas. Ya en su momento
Santiago Antúnez, preparador de Robles durante su etapa dorada,
había reconocido que “fue un error muy grande dejar escapar a un atleta
de ese nivel”.
Otro grupo abundante sí disfrutará a plenitud cada presentación,
pero, repito, no tolerarían fracasos repetidos en arenas de bajo perfil
u oponentes con altos cronos, lejos de las marcas establecidas por
los principales exponentes de la disciplina en escenarios de primer
nivel.
Ya el tema de la posibilidad de ver a Dayron competir bajo
otra bandera en un Campeonato Mundial o en Juegos Olímpicos motivaría
otro análisis, pues si bien el ex recordista del orbe señaló en
una entrevista a AFP su disposición y deseo de regresar a esas lides
aún debe esperar dos años para vestirse, por ejemplo, con el traje
de Francia, nación para la que tuvo elogios y agradecimientos.
“Podría ser. Todo es posible. Yo lo que quiero es competir
en Mundiales y Olimpiadas. De momento en Francia me están
ayudando muchísimo y espero que se siga implementando la ayuda. Eso
siempre crea cierta afinidad”, aunque insistió que no cambiará su
nacionalidad cubana.
“Mi nacionalidad cubana no la cambio, de hecho no la pierdo, quizás
en algún momento de mi vida tenga que tener alguna otra nacionalidad
para competir. En este mundo de las altas competiciones, hay
que representar a otra federación. Y si Cuba no quiere, pues…”,
afirmó. Sin embargo, destacó que no abandonó ni abandonará al pueblo d
Cuba. “Nunca voy a dejar el país que me vio nacer y me hizo como atleta.
Una cosa no tiene nada que ver con la otra”.
tomado de http://www.oncubamagazine.com
tomado de http://www.oncubamagazine.com
a esa gente lo q tienen q darles es billeteeeeeeeee, q de libros no vvie el hombre
ResponderEliminarPero de que libro habla tamara la lucha, o es que está luchando jajajajajaja
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