Descubiertos y expulsados de E.U.A agentes castristas.

    foto cortesía de www.progresoweekly.us

por Roberto A Lamelo

Industriales, ese equipo de la pelota cubana que jamás me ha gustado, ya no tendrá como mascota un león de larga melena, … ya no serán conocidos como los leones de la capital. No, a partir de ahora, después que se vayan, cuando lleguen, cambiarán de mascota. Incluso ya no se vestirán de azul, si no de rojo. Nada que ver con hacerle honor a unos metropolitanos ya inexistentes.  A partir de la próxima Serie Nacional, se les llamará LOS DIABLOS ROJOS DE SATANAS o... LOS AGENTES CASTRISTAS o... LOS EXPULSADOS DE MIAMI. Sí, adiós Industriales. Adiós orgullo azul. Adiós al león y cesante quedarán los valientes barberos que cada año se metían en la jaula a recortarle las puntas. 

Una lástima,… que los peloteros actuales, que nacieron con ese orgullo de jugar para la capital, que llevan esa representatividad azul y leonina en las venas, tengan que cambiar de golpe y porrazo, su indumentaria, sus conceptos y su identidad, por culpa de unos vejetes mercenarios, asesinos, lamebotas, filibusteros, vende-patrias, … y sabe Dios cuantas cosas más, que vinieron aquí a Miami a luchar la pacotilla, y regresar con unos dólares porque ya, la nieve cruel de los años, los hizo colgar los guantes, los cascos, los bates y los arreos. Una verdadera vergüenza. 

Es una pena que, a pesar de todo el brete que se armó, esos comunistoides, agentes de Castro, fueran enviados para provocar a Tintorero, para que este cogiera un AKM, 2 granadas y los asesinara,  motivo que le daría al viejo barbú - no Saavedra, no, el otro, el que está allá -, unos mártires para exhibir en la Plaza de la Revolución y propiciarle 54 años más en el poder. Alabado sea el santísimo. 

Es una pena que ni Medina, ni Vargas, ni Ferreiro, cumplieran las órdenes del Sumo Pontífice cubano, y le dieran la espalda al hijo que vino a sacrificarse.  Es una pena que estos diablos – ex leones – se hayan desentendido del cartelito Juan 3:16, aunque, reportes de prensa desde el dogout indican que ninguno sabe leer, porque en la Cuba, mala del 61, a ninguno se les enseñó a leer. Lástima que Manuel Ascunce y Conrado Benitez no fueran criados jugando con la tierra y no criaran anticuerpos, pues sin dudas no hubiesen fallecido por la infectadura a causa de las picadas de mosquitos.

Es una pena que Padilla y que Méndez, hicieran un pas de deux y dieran la espalda al que vino a salvarlos y ser salvo.

Ahora, los diablos azules, perdón rojos, sí, esos, los hijos de Lucifer, van para la Habana sin rencores, sin odios,… imbéciles que son! Y desobedientes… porque eso no fue lo que les ordenaron.  Van contentos, alegrándose por cada mano que estrecharon, cada palabra de estímulo que recibieron, cada abrazo sincero, cada gracias y aplausos que escucharon. Al margen de eso, claro está, pues porque son diablos y no comemierdas,  van contentos porque jamaron bueno, se llevan un poco de ropa buena para la familia que tienen allá en Cuba – ropa que no se robaron en ninguna tienda -, bengay para cuando le duelan los huesos por la artritis y advil para cuando tengan migraña y por supuesto, unos benditos dólares que buena falta les hacen en Cuba y que no se los robaron en ningún negocio de Cash Advance. Se los dieron, supongo, alguien que los sudó con su lomo. Eso no es justo. No me entra vaya…

No me entra, no comprendo porque ellos decidieron quedarse a vivir allá y no acá. Vaya eso no está en mi. Mi criterio es que tenían que haberse quedado aquí  cuando vinieron, pero no ahora, nooooo, ahora no, ahora solo lo que harían es provocarle gastos al Medicare. Miami es una ciudad limpia en cuanto a eso. Cada centavo que el Medicare gasta en esta ciudad está debidamente justificado.

Tenían que haberse quedado antes, cuando eran jóvenes, cuando podían tirarse de cabeza para coger la bola. Si hubiese sido por mi… tenían que quedarse. Es más o menos lo mismo que quería el otro: que se quedaran allá, quisieran vivir allá o no. Es más o menos lo mismo, pero no es igual.

Es por eso que, con toda la autoridad y moral del mundo los juzgo y les digo, todo lo que les dije.  Porque ellos pudieron quedarse y no lo hicieron. Al carajo, la esposa y los hijos. Al carajo sus padres y abuelos. Tenían que quedarse aquí y punto.

Lo que no tengo claro, y por eso he dudado en “colgar” este escrito  es si también tengo que juzgarlos porque jugaron para Industriales o no... quien les manda a haber nacido y vivir en la Capital ¿eh? Juzgarlos por si jugaron para el Cuba o no,  juzgarlos porque le reían las gracias al otro loco, porque le dedicaban el triunfo, porque se empeñaban en ganarle a los yanquis hasta con los dientes, porque, porque y porque….. Y ¿por qué yo no le digo nada a los otros que también se retrataron con sonrisas al lado del barbú? ¿Por qué no le digo, enjuicio y critico a algunos, que aquí están, que allá casi se arrodillan y besan las botas guerrilleras, que a su lado cantaron el himno mientras sostenían o saludaban una bandera? ¿Por qué no expulso al ciego que les cantó aquello del XX Aniversario, el locutor de deportes que corría detrás desesperado y mezquino <<Comandante Comandante>>, el periodista del NTV que a duras penas contenía la baba mientras lo entrevistaba, el piloto de aviación, los guardaespaldas, aquel que era General y el otro, el otro, y el otro….?

Y Marquetti que nos hizo polvo con aquel jonrón, siendo otrora miliciano y luego capitán.