por Roberto Ariel Lamelo Piñón
Mi padrastro tiene solo un 4to grado, pero tiene la sabiduría propia que le da la vida. Ya es un viejo, y viejo al fin, cualquier cosa le sirve. No protesta por casi nada, y para colmo asume las cosas más que con hidalguía, con resignación.
Cuando yo era pequeño un día descubrí que tenía una cicatriz en su espalda y cuando le pregunté como se la había hecho me dijo <eso fue en Girón.> Yo, chama y revolucionario, sentí una satisfacción del carajo. "Mi viejo había estado en Playa Girón" y durante muchos años repetí la trova, la alegría y el júbilo - ¿acaso no es lo mismo? - `porque mi viejo había sido de esos que le habían dado una patada a los yankis en el trasero, hasta que un día en broma me dijo: <Yo no era de los que combatieron a los yankis, yo fuí de los que desembarcó.> Y se rió una enternidad que yo, con la tontería propia de mi corta edad, pensé era satisfacción por la infausta hazaña.
Yo, aún pequeño, nunca pude entender como es que estaba ahí, como no lo habían cambiado por compotas, y viví con esa duda por muchos años más, hasta que mucho tiempo después le pregunté: <Joaquín, ¿cuál era el número de la Brigada de Uds. en Girón?> y él me respondió entre risas,< ¿de cual Brigada tú hablas?>
Ese día descubrí que su cicatriz era una broma. Que la marcha fue hecha por una tabla que salió disparada de la trincha eléctrica y que gracias a un aviso emitido por su padre, él pudo esquivar a tiempo de un impacto mayor, y quizás hasta fatal.
<Si me hubiera dado de plano me rompe un pulmón.> me dijo.
Recuerdo muchas historias. De todas ellas la que más me impactó siempre fue la de "La Paloma." Una triste realidad. Algo que muchos quisieran sepultar, pero otros, no podemos olvidar. Es muy difícil olvidar las injusticias.
Predijo el intento de Golpe de Estado a Venezuela. Cuando Zelaya "salió en escena" me comentó <a éste se lo van a chapear.> En algún que otro momento me advirtió que en no se dónde la cosa acabaría como La Fiesta del Guatao. Si soy sincero, casi siempre tuvo la razón. Como mi madre, que no se equivocaba en el arte adivinatorio de los finales de Telenovelas.
Antier supe un poco más de la clarividencia de mi padrastro, de su bachillerato tras maderas en una carpintería de barrio. Recordé cuantas veces me dijo <deja que les pongan la libretica> y yo entre risas y confiando en los inmensos recursos petrolíferos de Venezuela, jamás creí que sucedería, pero una vez más me descubrí ignorante.
Mi padrastro, ya lo dije, tiene sólo un 4to grado, pero en asuntos de política, lo confieso, muy pocas veces se equivocó.
No hay comentarios:
Publicar un comentario