Por Boris L. García Cuartero
El joven trovador cienfueguero Nelson Valdés ofreció un concierto en el teatro Tomás Terry acompañado por los muchachos del proyecto audiovisual Viva. La idea inicial quedó solo en eso, una idea, gracias a una disposición del Gobierno en la provincia, que prohíbe el empleo de las áreas del parque Martí para “fiestas populares”.
Se trata, dicen, de proteger nuestra principal plaza de la avalancha de personas, quienes en masiva asistencia, pudieran afectar jardines, bancos y piezas decorativas del parque, ubicado en el área protegida por su declaratoria como Patrimonio Cultural de la Humanidad. Solo que a muchos cienfuegueros no nos convenció tal ordenanza, porque aunque estuviese firmada, acuñada y expuesta en vitrina pública, sería como para meditar.
Me explico. La idea inicial era poner una plataforma a la entrada del coliseo, iluminar su frente exterior, emplear los recursos audiovisuales del proyecto Viva y con esa atracción, no había curioso o seguidor del cantante que dejara pasar la oportunidad de disfrutar al aire libre, de un espectáculo único y en pleno verano, probado ya con la presencia del Teatro Lírico, en Cienfuegos, una iniciativa que pidieron muchos, podía repetirse.
Nelsito interpreta canciones que para nada incitan al festejo grotesco o al desorden, sino todo lo contrario, tampoco ocurriría con el proyecto Viva. Sería en plena calle, en el corazón de una ciudad en que sus habitantes se precian de su entorno citadino, que nos enorgullece y por esa razón y por el espectáculo que soñamos, todo un equipo del canal Perlavisión grabaría lo que prometía ser una excelente distracción, para luego trasmitirla por la TV local.
El propio día en que coordinábamos los detalles para la grabación, supimos de la ordenanza gubernamental y confiamos en que con buenos argumentos y un poquito de comprensión, se destrabara el asunto, pero no. No hubo mediación posible para el entendimiento, está dispuesto así y punto, no hubo posibilidad de diálogo…NO y NO, en el parque NO…
¿Será acaso que suspenderán en lo adelante las concentraciones para rememorar los hechos del 5 de Septiembre de 1957? ¿Ya no celebraremos en el propio parque la entrada de Fidel con la Caravana de la Victoria aquel 6 de enero de 1959? ¿y la fundación de la ciudad, acaso el sitio que dio origen a la villa Fernandina de Jagua se trasladará hacia otro lugar, donde las personas no sean capaces de perjudicar con su concentración las áreas verdes y el resto de los ornamentos?
Es como para ponerse a pensar. Una de las disposiciones para los centros patrimoniales es precisamente propiciar el desarrollo de la cultura, de las actividades que motiven la participación de sus moradores…¿y entonces? ¿quedarán sencillamente como sitios contemplativos? ¿es que somos tan incivilizados como para no ser capaces de cuidar el lugar donde vivimos y del cual estamos muy, pero que muy orgullosos? –que le pregunten a cualquier cienfueguero.
Pese a la absurda y discutible disposición, el concierto se dio, aunque muchos sentados en el parque sabían del espectáculo, pero el calor dentro del teatro les hizo permanecer fuera. Nelsito cantó su rabia a los años 80, pidió por los labios en cruz y unió su manera de decir a la música de Viva, con Aivis y Pavel para el final del concierto.
Una noche singular pudo regalársele a los cienfuegueros seguidores del joven trovador, pudimos anotar otra peculiaridad a las noches de la Perla y aunque no me imagino a los Van Van en el parque José Martí, tampoco le veo ni pies ni cabeza a tal prohibición… que de que las hay, las hay, y esta es una de esas…Nelsito cantó, a pesar de los pesares.
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