Ni por 15, ni por 20 000 dólares... El cubanito no se vendió.

por Roberto A Lamelo.

Hay atletas, hombres, que como diría Martí, "llevan en sí el decoro de muchos hombres" Uno de esos parece ser el judoca cubano Asley González quien rechazó un intento de soborno en la final de los 90 kilogramos del Campeonato Mundial recién finalizado en Brasil.

" Me ofrecieron 15 mil y luego 20 mil dólares por perder, pero mi sueño de ser campeón mundial y mis principios no me hicieron vacilar nunca (...)" resaltó.

González, subtitular olímpico de Londres-2012, doblegó primero al griego Ilias Iliadis, campeón olímpico y doble titular mundial, y en la discusión del oro al georgiano Varlam Liparteliani. El griego ha sido ultimamente su rival más difícil, pues le ganó en el World Masters de Tyumen en Rusia en mayo, pero esta vez Asley se propuso vencerle y lo logró. Ya en la final se sintió más seguro pues al georgiano le había vencido en los Grand Slam de París y Miami. Un atleta íntegro, el georgiano, que seguramente estaba ajeno a las negociaciones para la compra de la pelea. 

Fue por eso, porque todo parecía indicar que Asley ganaría, que le ofrecieron primero 15 mil y luego 20 mil. Ahí mismo, ante el rechazo del cubano, se le acabó el presupuesto al que intentó sobornarlo. 

González comenzó los trajines sobre el tatami a los 11 años con el entrenador Pedro Pérez, a quien calificó de “un gran profesor y amigo”. Su ascenso fue vertiginoso. En juegos escolares ganó dos oros y una plata que lo llevaron a la ESPA nacional en el 2005.

Judoca dinámico y técnico, González considera que  le favorece incluso, con el arbitraje.

"Me favorece porque soy menos de fuerza y por eso me adapto más fácil, además frente a los contrarios me gusta atacar para buscar o mantener ventaja, hasta cuando estoy debajo. Por eso no me imponen muchos Shido (penalización) y a mis rivales sí. Lo importante es dominar el combate, enfatizó."

No sólo en el combate sobre el tatami domina Asley. Pienso que en lo personal también ha dado muestras de ser un gran vencedor. Quizás en su casa, en su vida privada carezca de muchas cosas, puede que necesite otras miles, pero existe una gran diferencia entre ser pobre y ser honesto. Se puede ser pobre, pero tener principios. No me refiero a esos principios abstractos, enraizados en un verbo heredado de otros, en una frase dicha por compromiso. Me refiero  a los principios del compromiso consigo mismo, en el deber del sacrificio, de la determinación por alcanzar la gloria. La historia, es cierto, suele apadrinar a los primeros, a los segundos y a los terceros, pero la dicha, la satisfacción por lograr una meta, esa suele reservarse sólo a unos pocos, a quienes alcanzan el escalón más alto, sobre todo, si no se dejan comprar por algunas pocas y sucias monedas.

Felicidades Asley...