Dicen que Entenza lloraba. No era para menos, en su tercer duelo con Fredy Asiel, y aún luciendo muy por encima de él, perdía. Pero también perdía el paso a la gran final el equipo que más juegos había ganado en la etapa clasificatoria, el equipo que para muchos especialistas del país era el favorito indiscutible: los Elefantes de Cienfuegos.
Nadie esperaba una derrota así, como nadie tampoco esperaba que la tensión fuera más fuerte fuera que dentro del terreno. Mis amistades y familiares en Villa Clara insisten en criticar la actitud de Iday Abreu, un hombre que como Moré no suele alterarse y cuando discute lo hace sólo con el árbitro principal y en voz baja. Sin embargo no reconocen que él tuvo razones para alterarse porque a él lo amonestaron y a Osvaldo de Paula lo retiraron definitivamente de estos playoff … ¿por qué sería?. Y no justifico a Iday, a su probada paciencia debió pedirle más paciencia, pero es que fueron tantos los maltratos que parecen haberle llevado fuera de sus cabales.
Los maltratos comenzaron cuando VC les informó que irían para al Hotel Hanabanilla. La respuesta fue lógica y tajante: “Preferimos viajar diariamente desde Cienfuegos, que está más cerca”. Se rectificó la maliciosa decisión y comenzaría el show. Mal arbitraje hubo hacia los dos bandos, pero mientras que la jugada de primera era “algo apretada”, la de tercera fue tan evidente que los narradores (también con una fuerte proclividad naranja, cosa que molesta bastante) la cantaron safe, y luego, ante la cámara lenta, evidenciaron lo que aún con cámara rápida era obvio.
Tuvimos atletas a los que se les lanzaron papeles y agua desde el público. Alguna gente de nuestra conga fue provocativa en un momento, pero no para ser golpeados.
Perdimos el último encuentro, VC estaba en ventaja, pero el odio era tan visceral que nuestros ómnibus fueron agredidos. Les lanzaron bolsitas de orine. ¡Qué muestra de caballerosidad deportiva para con los derrotados que se retiraban de sus huestes!
Y llegó el gran día, el 5 de Junio. Un Stadium repleto, pero disciplinado, entusiasta pero decente. Ganó el que mejor jugó, VC y con el respeto que se debe sentir hacia los ganadores, se les dejó marchar para que fueran recibidos en Sta. Clara. Iban felices, alegres y sin olores desagradables.
Por eso, hoy comencé mi programa del Triángulo de la Confianza diciendo: ¡Orgullosos de ser cienfuegueros, de transmitir frente a esta hermosa bahía desde esta bellísima ciudad que anoche perdió en el playoff, pero ganó en ejemplo de disciplina y respeto que regaló a sus oponentes!
Siento pena por la ciudad donde tantos años viví, donde me hice profesional y donde descansan los restos de mis padres. La ciudad donde está mi única hermanita hembra y mí querido sobrino. Y siento pena porque Villa Clara acaba de ganarle a Cienfuegos en la pelota, pero también acaba de perder algunos valores que la distinguieron siempre.
Finalmente ganó el mejor, que es obvio quién fue dentro del terreno por una noche y quién lo es en este paso socorrido de un día tras otro.
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