jueves, 5 de septiembre de 2013

Pioneros por el Consumismo seremos como el…


Por: El Cojito Bibijagua.

A  finales del Siglo XIX con la unificación de los  territorios de Italia y Alemania se aceleró un proceso económico y social y  que hoy conocemos como La Sociedad de Consumo. Este proceso conocido como Segunda Revolución Industrial o Gran Capitalismo, llegó a fundamentarse con la vinculación creada de las unificaciones nacionales europeas, el surgimiento de nuevas legislaciones laborales, la aparición de la Cadena de Montaje, los aportes de Henry Ford en la cadena productiva y su teoría de explotación del obrero restringiéndole su movilidad laboral, la carrera armamentista iniciada a principios del Siglo XX. La formación de una Sociedad Capitalista y Consumista, que alcanza cada rincón del planeta con tentáculos oscuros apropiándose de Culturas Regionales y adaptando a su parecer mercantilista una sociedad que sustenta un sistema que no es compatible con el mundo tal y como lo conocemos, siendo este finito, donde es explotado por un Sistema Lineal de Producción y Servicios.

El contexto tal y como se estudia puede  parecer algo aburrido, si en términos de conceptos tratamos de abordarlo.  Se hace más necesario para la formulación de algunas preguntas, en ocasiones construir primero las respuestas.

¿Por qué consumimos?

¿Son realmente necesarios los bienes y servicios que nos ofertan?

¿Está acaso el sistema imponiéndonos que consumamos?

Estas preguntas sin lugar a dudas han sido elaboradas por muchos de los que formamos parte de este engranaje, y las respuestas están en la necesidad de ignorar lo que la Sociedad de Consumo nos está espetando en la cara. Para tener una aceptación social, debes consumir, debes pagar, debes gastar. No es posible que encuentres un lugar en la “pluralidad” donde vivimos, que como espejismo social los medios de comunicación  ayudan a  construirnos. El Sistema está vendiéndonos constantemente y en esa línea se sustenta su razón de ser: Vender y vender más.

Los bienes más preciados son en el mayor de los casos, los menos considerados para obtener. El sacrificio personal del trabajo, se centra en la obtención de aquellos productos y servicios que menos se necesitan. Una casa, digno hogar familiar o individuar se encuentran en estos momentos en los bienes más inalcanzables en la historia de esta sociedad derrochadora e insostenible. El Mercado, que ha sido diseñado por hombres de negocios y bandidos financieros, descubrió que como Bien Preciado, un ser humano puede trabajar toda su vida para adquirir un inmueble que siempre estará pagando con elevados intereses a una entidad financiera. Negocio redondo, mientras los medios audiovisuales se encargan de dictar tendencias sociales que son fabricadas con esmero y maldad medular. Los constantes cambios en la moda, la pseudomúsica, la creación de personalidades mediáticas, el sobrevalor a lo material, el poco intercambio cultural, la globalización de antivalores, son algunos de los factores que nos convierten en personas consumistas y esclavas de un sistema que no pretende más que apropiarse del trabajo individual y colectivo de una sociedad en decadencia.

Una de la respuesta más buscada y formulada tiene correspondencia con el factor que está  propiciando que el sistema se apodere aun más de los recursos naturales del planeta que son sobreexplotados a un ritmo abrumador donde se necesitaría al menos cinco planetas como el nuestro para sostener el ritmo de mercantilización del Sistema Capitalista actual. El ser humano en sus contradicciones es sin lugar a dudas el factor principal, donde es creador y base sustentable de la hegemonía de mercado.

¿Transformando y educando a la sociedad, alcanzaremos un equilibrio funcional en las relaciones comerciales, económicas y de consumo?

Muchos de los participantes en este modelo, actúan analíticamente interactuando con sus semejantes en la necesidad de dar a conocer que más allá de ideología alguna, el Régimen Global actual, navega sobre principios estrictamente comerciales, en los cuales los beneficios generados vinculados a una inflación en constante aumento, acondicionan a la Sociedad Mundial y en ella a cada uno de los individuos por separado a un estado de bienestar que es ilusorio e inalcanzable.

La invitación queda abierta a formularnos un análisis constructivo de lo que es posible lograr con un cambio de modelo, en el que el Consumismo deje de ser una cultura dictada por un aparato mediático.

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